martes, 12 de mayo de 2015

Su sonrisa.

"Cuando vio por primer día aquella sonrisa, sintió que estaría enamorada para toda la vida.
No podía entender que alguien pudiera llenarla de tal manera. Sin hablar. Sin hacer. Con un gesto tan simple, pero tan sincero.
Se acercó. Le devolvió la sonrisa y se agachó para darle un beso. Se sentó en la otra silla. Pidió café. Y habría podido pedir nada, porque lo único que quería era que aquel momento durase mucho tiempo. Quizás eternamente. Algo tan imposible como que él sintiera lo mismo por su sonrisa. Qué ingenua! Quién se enamoraba de las sonrisas? Sólo alguien como ella, que había vivido tantos años sin haber recibido ninguna. Pero que apreciaba tanto.
Hablaron. Largo rato. De lo que habían sido, de lo que eran y de lo que les gustaría ser. Se reían. Y con el paso de los minutos, ella iba enamorándose un poco más. Sin querer. Sin poder evitarlo. Porque sí.
De repente, el miedo se apoderó de todo su cuerpo. Él se iba. Sentía unas ganas enormes de llorar. Pensaba en abrazarlo. O pedirle que no se fuera, que se quedase un poco más. Pero no podía. Sabía que no podía.
Se levantó. Dejó dinero en la mesa para pagar los cafés y volvió a sonreír -irremediablemente enamorada ya-. Se levantó ella también y antes de que pudiese decirle adiós, él ya la había besado. Se sintió feliz por primera vez en muchos años. Lo que no sentía, era que lo sería por muchos más."

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