Nunca me ha gustado esta fiesta pero ahora tengo dos motivos por los que sonreír estos días. Desde que nacieron los niños y viendo la ilusión que les hace estar disfrazados, el Carnaval tiene otro sentido en mi vida. Sigo sin disfrazarme, eso sí, porque no me hace gracia, pero viéndolos a ellos cómo hacen el bobo y cómo se ríen, yo ya soy feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario